viernes, 20 de marzo de 2015

ECOS DE SOCIEDAD.


"El  "jkyo jkwainï" para los hoti es, básicamente, cuidar y amar lo que nos rodea. 
Eglée López Zent, bióloga.

"Una persona hotï es alguien constituido por una diversidad de animales, plantas, hongos... de su entorno". 
Stanford Zent, antropólogo.


La filosofía hotï está codificada en los términos "jkyo jkwainï" que traducen como respetar, cuidar y amar todos los componentes bióticos y abióticos que nos rodean incrementando la conciencia de interdependencia entre todos. 
El hotï extrae los recursos que necesita, pero al mismo tiempo sabe que si su conducta es apropiada, puede permitir la reproducción de la vida.

"Balebï dekae bada" significa que la marca original de la vida es la movilidad. El movimiento permite transformaciones y continuidad. 
Espacio y tiempo son dimensiones asociadas a entidades específicas; árboles, personas, artrópodos, aves, piedras, montañas, estrellas, ríos...

"Ijtekï dekae bada" es una palabra que se traduce como "compartir" (también implica "intercambiar"); es la transacción vital en redes interrelacionadas e interdependientes. 

Compartir es la condición fundamental de estar vivo. 
Se comparte todo y siempre: comidas, alegrías, penas, bebidas, conocimientos, angustias, olores, colores, dinámicas, patógenos, sueños, sonidos, envidias, fluidos humanos corporales, fluidos cósmicos como el aire, el agua; se comparte la tierra y la vida eternamente.

Son interacciones entre todos los sujetos, humanos y no-humanos. El cosmos es una madeja de responsabilidades entre los hombres y todas las demás entidades. 

Una consecuencia directa es la comunicación horizontal: la actitud y el comportamiento modulados por respeto y cuidado.
Por eso no se entiende al individuo como una totalidad o unidad que tiene valor en sí mismo, sino que impera la inmensa consciencia de las interdependencias: literalmente, la persona es la biosfera. Miríadas de especies componen y sostienen a la humanidad. 
El uso y manipulación de la diversidad de plantas y animales son necesarias para la formación de una persona.

De ello se deriva que las personas egoístas centradas en ellas mismas (ijtedema-jadï ) no son esencialmente humanas. Algunas conductas, tales como egoísmo, la agresión social, la sobre-explotación, el menosprecio, hablar en voz alta, el desperdicio, la violencia, la negligencia y similares, se consideran inapropiadas y pueden acarrear consecuencias no sólo individuales, sino sociales y cosmogónicas, tal como enseñan los más sabios:


"Dodo jotï, ustedes, la gente que usa una capa sobre sus pieles, la gente de ropas y tecnología sobrevive gracias a personas como nosotros, quienes sostenemos la comunicación perdida hace mucho tiempo entre muchos seres del mundo. 
Somos pocos, pero estamos en todas partes del mundo. El día en que nos convirtamos en arrogantes y egoístas, el momento en que dejemos de compartir comidas, bebidas, instrumentos, ideas, conocimiento y medicinas, ese día Jkyo malïdekö declarará el fin de la vida sobre la tierra a Jtinewa (Sol) quien detendrá su camino y quedará en letargo en el cénit. Aparecerán en todas partes muchas enfermedades y dolor. Todos morirán. Cuando nadie viva ya como nï jotï el mundo desaparecerá y se convertirá en un inmenso caos." 
(Testimonio del sabio jotï Ijtö,7 de febrero de 2002).

 El caos de la Tierra es una posibilidad siempre latente, ya que el orden cósmico se sustenta en la capacidad sensorial del perceptor de aprehender su entorno o Wëjlakï bëjkya (percepción del paisaje). 

Los jotï comentan que la red de criaturas con las que interactúan poseen sus puntos de vista, sus perspectivas, y estan dotados como ellos de pensamientos y vida propios, inmersos en una extensa red de relaciones.

"Meedekae bada" significa estar, morar en la Tierra. 

Traduce el vínculo en, por, para, de, y con la Tierra, que implica vivir, relacionarse, comprometerse, involucrarse, identificarse y reconocer que se procede de ella.

Una antropóloga en la luna. Blog.

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