miércoles, 28 de marzo de 2018


Hegel pensaba que el Estado era absoluto. Reducía al individuo y al individualismo a casi nada. Para Hegel, la libertad individual es sólo un concepto abstracto que el individuo puede alcanzar en tanto y en cuanto éste acepte su total sujeción al Estado y su dependencia de él. Una verdadera libertad individual para Hegel no existe. El Estado sería omnipresente. 

Sin embargo, en términos prácticos, y esto lo habrían entendido muy bien y muy rápidamente los miembros de la élite, el Estado no es más que una ficción, en el sentido de que se trata de un ente abstracto. Alguien debía estar detrás del Estado, moviendo los hilos del poder. ¡Quién mejor que ellos mismos para encargarse de esto! 
Es necesario tener en cuenta que la élite no era una profunda estudiosa de Hegel, uno de los filósofos más complicados de entender. Al pragmático estilo anglosajón, fueron utilizados ciertos dispositivos, ciertas nociones de la filosofía hegeliana que se consideraron sumamente útiles para desarrollar un muy sofisticado esquema de dominio con objetios globales.

Tanto el marxismo comunista como el nazismo hitleriano fueron influidos por la dialéctica y el idealismo de Hegel: tesis, antítesis,síntesis. 

En términos de dominio, tienen una metodología en común que excede sus diferencias.

La élite habría razonado que, si se necesitan cambios sociales para ejercer un poder global, y si pueden ser realizados por un conflicto entre dos facciones antagónicas opuestas entre sí en un proceso dialéctico de tipo hegeliano, ¿qué mejor método que controlar el conflicto?. Dicho de otra manera, si se puede influir de manera muy importante en los dos bandos de un mismo conflicto y se puede tener cierta influencia en su desarrollo, se podría predecir con bastante precisión el resultado del mismo, y manejar la realidad de acuerdo con los propios intereses.

Walter Graziano. 


En el sistema hegeliano el conflicto es esencial. Para Hegel y los sistemas basados en Hegel, el Estado es absoluto. El Estado requiere completa obediencia del ciudadano individual. Un individuo no existe por sí mismo en los llamados sistemas orgánicos, sino sólo para cumplir un rol en las operaciones del Estado. No había libertad en la Alemania de Hitler, ni la hay para el individuo bajo el marxismo. Tampoco la habrá en el Nuevo Orden Mundial. Y si suena como 1984 de George Orwell, es porque lo es.

Antony Sutton.


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