Las neuronas espejo guardan los secretos de la evolución humana
Las neuronas espejo borran la frontera entre los individuos, erigiendo una especie de mente grupal global y presentan una base científica para la telepatía; podrían haber sido fundamentales en la formación de la conciencia (y en su siguiente salto evolutivo).
V.S. Ramachandram sugiere que la conciencia humana nació a la par de la activación de un sistema de neuronas espejo (también el lenguaje).
Esto supone que el nacimiento de la conciencia, el gran acto autorreflexivo es en esencia un acto colectivo, co-creativo. El destello del primer hombre que toma conciencia no ocurre en su propio cerebro sino en el cerebro del otro que lo refleja, que escucha lo que dice, en su escuchar la conciencia se significa conciencia: se ve a sí misma. De aquí podemos extrapolar que nuestra conciencia se sostiene en la conciencia de los demás y que desde su origen la humanidad ha compartido una mente grupal, y no solo de forma metáforica.
Hacer consciente esta mente grupal, este sistema global de telepatía, es el siguiente paso en la evolución humana. La clave, como sugiere Aeolus Kephas, es simplemente escuchar a los demás. Abrir el canal de la empatía, justamente aquello que nos hace humanos (recordemos que en la novela de Phillip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? es la empatía lo que distingue a a los humano de los androides (pero en esa distopia los humanos declinan hacia su extinción incapaces de afirmar su empatía).
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