jueves, 14 de julio de 2011

NOTICIAS.

Las raíces de la violencia no son desconocidas


(El cerebro maltratado y las emociones proscritas).

Las pruebas :

1 El desarrollo de nuestro cerebro depende de lo que se le ha infligido. El cerebro se estructura durante los 4 primeros años de la vida en función de las experiencias que el entorno ofrece al niño. Así, el cerebro de un niño cuya vivencia está esencialmente llena de amor se desarrollará de manera diferente al de otro niño tratado con crueldad.

2 Casi todos los niños de nuestro planeta reciben palos en los primeros años de su vida. Aprenden así desde el principio la violencia y esta lección queda inscrita en su cerebro.
Ningún niño nace violento. La violencia No es genética. La violencia existe porque los niños a quienes se pega o maltrata tienen esta lección grabada en su cerebro y la utilizan siendo adultos.

3 Como los niños maltratados no tienen derecho a defenderse, deben suprimir la cólera y la rabia que sienten hacia sus padres que los humillaron, mataron la empatía innata en ellos y atentaron contra su dignidad. Esta cólera saldrá mas tarde, siendo adultos, contra víctimas propiciatorias y sobre todo contra sus propios hijos.
Desprovistos de empatía, dirigirán su cólera contra sí mismos (a través de desórdenes alimenticios, dependencia a las drogas, depresión, etc.) o contra los otros (guerra, terrorismo, delincuencia, etc.)


Preguntas/Respuestas

P : Los padres pegan a su hijos para que les obedezcan sin cuestionarse nada la mayoría de las veces. Nadie, salvo una pequeña minoría, protesta contra esta peligrosa costumbre. ¿Por qué este esquema tan evidente (por un lado la victima engañada, por otro el autor del abuso) se ignora totalmente ?.
R : Porque casi TODOS nosotros recibimos palos, cachetes, bofetadas, y que muy pronto debimos de aprender que esos actos crueles eran normales, anodinos e incluso beneficiosos para nosotros. Esta lección errónea, inmoral y absurda se inscribió en nuestros cerebros en desarrollo. Esto explica la ceguera emocional que gobierna el mundo.

P : ¿Podemos liberarnos de la ceguera emocional desarrollada en la infancia ?
R : Sí que podemos, al menos hasta un cierto punto, si nos atrevemos a sentir nuestras emociones reprimidas así como nuestro miedo y rabia prohibidos contra nuestros padres que tan a menudo nos aterrorizaron durante largos años, aquellos que deberían haber sido los más hermosos de nuestra vida. Estos años no se pueden recuperar. Pero si afrontamos la verdad podemos transformar nuestro niño interior atemorizado en un adulto bien informado, y de esta manera responsable, podemos así por fin recobrar la empatía de la que tan temprano se nos había desposeído. Una vez bien informados, ya no podemos negar el hecho de que pegar a los niños es un acto criminal que debería prohibirse en todo nuestro planeta.

Conclusión :
Ocuparse de las necesidades emocionales de nuestros hijos va más allá que pensar en darles una infancia feliz. Supone permitir al cerebro de los futuros adultos funcionar de una manera sana y racional exenta de perversión y locura. Inculcar en la niñez que pegar a los niños es sin duda algo beneficioso para ellos es una lección absurda y desconcertante que lleva consigo peligrosísimas consecuencias. Esta lección añadida al hecho de haberse cortado sus verdaderas emociones crea las raíces de la violencia.

Alice Miller.

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