sábado, 9 de julio de 2011

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La separación madre y criatura produce, con palabras de Nils Bergman, un impacto de por vida. Pues bien, este impacto fisiológico y neurológico que ahora se está poniendo en evidencia, fue observado y descrito hace ya más de 30 años por Michael Balint en el análisis psíquico; lo llamó "Falta Básica".

Tras cincuenta años de práctica psicoanalista, Balint encontró de modo generalizado en sus pacientes, en la parte más primaria de la psique, una herida, falta, o falla, producida por la ruptura del primary love.
Sobre esta herida, dice: su influencia se extiende ampliamente, y es probable que se extienda a toda la estructura psicobiológica del individuo y abarque en varios grados tanto su psique como su cuerpo.
Balint asegura que la herida psíquica de este impacto alienta una gran ansiedad y se mantiene altamente activa toda la vida. Por eso, a lo largo de nuestras vidas, cuando se produce una alteración o cuestionamiento del equilibrio emocional con el que hemos arropado la herida y sobre el que hemos construido nuestro "ego" (el ejemplo más común es la ruptura de una pareja estable), se nos queda la herida al descubierto y aflora la ansiedad que mana de la Falta Básica.

La ruptura de la pareja adulta no cuestiona nuestra existencia, ni tendría por tanto que provocar un sentimiento de angustia tan fuerte; pero la ruptura de la pareja con la madre sí significó un cuestionamiento de nuestra existencia. Esto quiere decir que el miedo y la ansiedad que afloran en la edad adulta provienen de la herida primal (que aunque enterrada se seguía manteniendo "altamente activa") que ha quedado al descubierto, provocando alteraciones graves en el comportamiento, violencia criminal, etc.

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