El crecimiento de un gran negocio es simplemente la supervivencia del más apto… La rosa American Beauty sólo puede alcanzar el máximo de su hermosura y el perfume que nos encantan, si sacrificamos otros capullos que crecen en su alrededor.
Esto no es una tendencia malsana del mundo de los negocios. Es, meramente, el resultado de una combinación de una ley de la naturaleza con una ley de Dios.
John D. Rockefeller.
Desde los orígenes de la dominación (5000 años aproximadamente), la líbido y la palabra han sido objeto de devastación, para sustituir la capacidad humana de entendimiento por la voluntad y la capacidad de dominar y saquear a los propios congéneres.
Esta sustitución no se hace a las claras, tal y como recomendaron algunos de los grandes padres del Patriarcado (para Platón la mejor de las leyes era la que impidiera que los jóvenes se dieran cuenta de lo que es bueno y de lo que es malo; para Pascal era imprescindible que el pueblo no se apercibiera de la impostura para que ésta no llegara rápidamente a su fin, etc.), y se realiza de manera subrepticia y fraudulenta, al objeto de normalizar y naturalizar la voluntad de dominación, como si fuera lo propio, consustancial al ser humano.
Como ha explicado Amparo Moreno, se ha logrado que identifiquemos lo humano con el prototipo de humano imbuido de voluntad y capacidad de dominio. Y se ha logrado que esta identificación se normalice como un dogma básico, cuyo cuestionamiento es casi inaccesible: es el dogma conceptual básico como lo calificara la antropóloga estadounidense Ruth Benedict, sobre el que descansa nuestra civilización.
Casilda Rodrigáñez.
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