De acuerdo con una investigación llevada a cabo por Eamon McCrory, profesor en el Centro Anna Freud de la University College London, el cerebro de los niños situados en un ambiente de violencia y maltrato responde ante una amenaza de manera similar al cerebro de un soldado que intenta sobrevivir en un ambiente de riesgo y peligro.
Si bien esta adaptación neuronal podría ayudar a los niños a sobrevivir en sus primeros años, a mediano y largo plazo podría representar una predisposición a trastornos mentales como depresión y ansiedad, consideró McCrory.
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