Examinando la reacción de una madre con su retoño de 3 meses de edad en interacciones cara a cara, al tiempo que se monitoreaba la actividad cardiaca de ambos y por microanálisis los patrones de la mirada, el afecto y la sincronía vocal, los investigadores encontraron que la madre y el hijo coordinaba su ritmo cardiaco con menos de 1 segundo de retraso, sincronía que se hacía mucho más exacta en episodios de afecto y simultaneidad vocal.
Este descubrimiento es notable porque si bien se ha observado un comportamiento similar en otros mamíferos, el ser humano es quizá la única especie en que basta una mirada para conseguir esta sincronía , cuyos efectos también valdría la pena estudiar igualmente si esto mismo se repite con otras personas además de la madre biológica.
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