viernes, 16 de diciembre de 2011

Piotr A. Kropotkin (1842-1921), que nació aristócrata y fue militar, explorador y geógrafo en su juventud, y después teórico de la revolución y organizador del movimiento obrero, pervive entre nosotros sobre todo por los trabajos en los que desarrolló sus ideas, que se han convertido en referencias esenciales del pensamiento libertario. Obras como La conquista del pan (1888), Campos, fábricas y talleres (1899) o Ayuda mutua (1902) despliegan los argumentos de un hombre que utiliza su formación científica para buscar claves que permitan la transformación de la sociedad.
Así, en su teoría del comunismo libertario, el “príncipe anarquista” es capaz de describir una sociedad sin goierno estatal y organizada en cooperativas, en la que la solidaridad entre sus miembros se consigue a través de una educación que pone énfasis tanto en los conocimientos librescos como en la formación integral del ser humano.
En Ayuda mutua, su obra más ambiciosa, refuta brillantemente a los darwinistas sociales, que trataban de justificar con argumentos biológicos la competencia despiadada del capitalismo, y utiliza para ello observaciones zoológicas e históricas que muestran a las claras que la cooperación entre los miembros de una especie o grupo es siempre un factor clave de su éxito evolutivo.


Jesús Aller.


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