Tradicionalmente los hombres tienen la responsabilidad de usar fuerza violenta para proteger la vida. Esta responsabilidad es el criterio de la auténtica virilidad, por la cual se preserva el honor.
Pero para que un hombre preserve su honor, necesita
el reconocimiento de aquellos a quienes sirve con acciones honorables.
En la lamentable situación de nuestro tiempo, los miembros del ejército y de las fuerzas policiales han sido sometidos a un lavado de cerebro para traicionar el honor al servicio de “autoridades” como el gobierno federal.
Consecuentemente, no protegen a la humanidad o a sus familias y a sus seres queridos, como ingenuamente creen, sino que protegen a aquellos que pretenden extender daño, destrucción y muerte a la mayor parte de la raza humana.
Tal es la tragedia de la masculinidad en nuestros días.
John Nash.
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