sábado, 14 de diciembre de 2019

FICCIONES.


En la Kabballah, el mal asume una misteriosa existencia por sí mismo, cuyos preceptos se remontan a la aparición física de la vida en la Tierra con Adán. 
La Kabballah afirma que Adán puso a la corriente entera de la vida fuera de equilibrio, y que la Iglesia, o el cristianismo, formalizando la existencia física de la gente adánica en la Tierra, se ha convertido en un problema que debe ser resuelto. Ésta es la esencia del básico principio anti-vida que subyace a toda la Kabballah y su heredera, la masonería. Esos preceptos declaran que el satanismo conseguirá su triunfo final sobre la Iglesia y el cristianismo, terminando así con el dualismo de este mundo, la lucha entre el bien y el mal.
En resumen, el problema del bien y el mal terminará cuando el mal triunfe y el bien sea eliminado de la Tierra. Este programa puede parecer algo simplista, pero es la premisa básica de la Kabballah y la masonería.

Los Protocolos de los sabios de Sión procuran alentar las ideas ajenas, y en lugar de atacarlas, utilizarlas para la realizacin del plan final, por lo que se reconoce la oportunidad de defender los puntos de vista más diversos, desde el aristocrático o dictatorial hasta el anárquico o socialista, siempre que sus efectos converjan en el sentido del fin único.
Asimismo, considera la necesidad de destruir la vida familiar y pone de relieve su influencia espiritualmente educadora, tanto como la necesidad de embrutecer a las masas con deportes y distracciones de todo género, y de fomentar el lado pasional e irracional de las mismas, para quitarles toda facultad de discriminación.
Ésta es la primera fase de la guerra oculta, y su objetivo es la creación de un enorme proletariado, la reducción de los pueblos a un amasijo de seres sin tradición y sin fuerza interior, después de lo cual se proyecta una acción ulterior, basada en la ´potencia del oro´.
Los jefes ocultos controlarán la riqueza del mundo, y por su medio al conjunto de pueblos desarraigados, con sus dirigentes aparentes y más o menos demagógicos.
Mientras que por un lado la destrucción procederá por medio de venenos ideológicos, rebeliones, revoluciones y conflictos de todo género, los amos del dinero fomentarán las crisis internas generales, reduciendo a la Humanidad a tal estado de postración, desesperación, de completa desilusión con respecto a todo ideal y a todo régimen, hasta convertirla en un objeto pasivo en manos de los dominadores invisibles, que entonces se manifestarán y se afirmarán como jefes absolutos del mundo.
En la cúspide estará el Rey de Israel, y la antigua promesa del Regir del ´pueblo elegido´ se realizará. Ésta es la esencia de los Protocolos de los sabios de Sión.

Se indica la ´monetarización´ de la vida como uno de los medios destructores más importantes: ´de aquí la necesidad de contar con una falange de economistas, instrumentos conscientes o inconscientes de los jefes disimulados´.
´Una vez destruidos los valores espirituales, que fueron la base de la antigua autoridad, reemplazándolos con cálculos matemáticos y necesidades materiales, debe empujarse a los pueblos hacia una lucha universal en que creerán perseguir la satisfacción de sus intereses y no se percatarán del enemigo común´.

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