martes, 3 de diciembre de 2019

INFORMATIVOS.


El sujeto de rendimiento es más rápido y más productivo que el sujeto de obediencia, pero sigue disciplinado aunque esté libre de un control externo que lo obligue a trabajar o lo explote. Es dueño y soberano de sí mismo, de tal manera que no está sometido a nadie o, mejor dicho, está sometido sólo a sí mismo.

En este sentido, se diferencia del sujeto de obediencia, si bien la supresión de un dominio externo no conduce hacia la libertad; más bien hace que libertad y coacción coincidan.

El exceso de trabajo y rendimiento se agudiza y se convierte en autoexplotación. Esta es mucho más eficaz que la explotación por otros, pues va acompañada de un sentimiento de libertad. El explotador es al mismo tiempo el explotado. Víctima y verdugo ya no pueden diferenciarse.

Esta autorreferencialidad genera una libertad paradójica, que, a causa de las estructuras de obligación inmanentes a ella, se convierte en violencia.

Las enfermedades psíquicas de la sociedad de rendimiento constituyen precisamente las manifestaciones patológicas de esta libertad paradójica.

Byung-Chul Han. La sociedad del rendimiento.


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