lunes, 23 de diciembre de 2019

LA ESPECIE INTERVENIDA.


Adivinanza.

Hay más de cinco mil especies de mamíferos sobre el planeta Tierra, pero sólo una de ellas está loca.

Mike Adams.




Somos propiedad.

Charles H. Fort




El ADN humano fue ‘pensado’.

Francis Crick.




La separación milenaria.

La principal función de la entidad virtual llamada ego es separarnos del entorno. 

Es como un “extranjero-extraño,” que no tiene lugar alguno en nuestro diseño anatómico.


Todas las características de la raza humana actual apuntan a un antiguo plan de crear esclavos para que trabajen con intereses exógenos a este planeta. No es posible afirmar cuándo fue insertado el código, ni quien lo colocó. Pero sí sabemos lo que es: un sistema algebraico computacional, con una gran cantidad de algoritmos (conjunto de órdenes para logran un fin), que dirige y manipula a nuestra especie.


La separación es un asunto central para nosotros. La demostrada intervención del ADN mediante un código genético numérico, con algoritmos que le dan forma a nuestro cerebro (puro inconsciente), y las programaciones realizadas por miles de años al humano —que aún siguen vigentes—, nos llevan a concluir que la estrategia central de quienes nos intervinieron es ¡separarlo todo! Y lo seguirán haciendo si no hacemos algo al respecto.


A continuación resumimos cuáles son esas separaciones milenarias:

Nos separaron de nuestra verdadera identidad.

El sentido del yo, ego y ego límbico que usamos todos los días es falso, una construcción ilusoria del cerebro no existe en nuestros sistemas neuronales, es implantado, en cambio la conciencia está allí. El cuerpo no soy, el que piensa no soy, el que sufre no soy. ¡Soy conciencia!

Nos separaron de los demás.

El ego es la construcción ilusoria de todo el cerebro, que nos aísla del entorno (autonomía que no existe). Luego las jerarquías: iluminados, ascendidos y despiertos: ¿cómo vamos a despertar a la conciencia si ya está despierta? Solo puedes vivir desde la ilusión del ego o desde la realidad de la conciencia. Ni siquiera son dos lugares, el ego solo es una simulación dentro del único ámbito que existe: la conciencia. Los egos nos hacen vivir en la mentira.

Nos separaron de la verdadera percepción.

Sin conciencia ni siquiera podríamos percibir cosa alguna. El proceso de percepción es idéntico al de manifestación. Nos hicieron creer que somos espectadores pasivos, cuando en verdad somos manifestadores activos. De allí que vivir desde la conciencia es raro y lo presentan como muy difícil.

Nos separaron de nuestra esencial libertad.

No solo eso, nos dejaron una falsa sensación de ella. No hacemos lo que queremos, nos empuja el gigantesco inconsciente neuronal, de tal manera que, con las nuevas tecnologías, se podría calcular la acción de un sujeto 10 minutos antes.

Nos separaron de la verdadera realidad.

Al separarnos de la verdadera realidad la cambiaron por una simulación burda. El afuera, es otro truco cerebral. Todo es una cosa, lo que se siente afuera es una proyección ilusoria. De allí que el tremendo énfasis en el “trabajo interior” es otra falacia peligrosa. Ni afuera, ni dentro, no aquí, ni allá, ni arriba, ni abajo, es la totalidad.


Casi todas las grandes tradiciones chamánicas del mundo supieron que somos una raza intervenida. Y nosotros hemos podido descubrirlo y confirmarlo investigando la ciencia de vanguardia.


Dos virólogos de Boston, Robert Gifford yJohn Coffin, el matemático Vladimir Scherbak y el astrobiólogo Maksim Makukov, han investigado los vestigios de un misterioso algoritmo incrustado en el genoma humano que obedece a patrones artificiales. Ellos aseguran que el código está relacionado con un extraño virus llamado Borna virus que se fusionó con el ADN de los homínidos hace dos millones de años provocando su modificación cerebral. Ya en 1981, un Premio Nobel de Medicina aseguraba que el ADN humano había sido enviado a nuestro planeta por una civilización extraterrestre. Todo parece indicar que estas contundentes pruebas científicas podrían constituir el eje de las investigaciones que ponen en evidencia la manipulación no-humana del ser humano en el pasado.


Lo que se hizo con la incrustación del código genético fue básicamente realzar la parte material sobre la parte espiritual, o el “cuerpo” sobre el “alma”.
Es decir, nos programaron con el materialismo, y toda la cultura que se fundó después fue en torno a los objetos materiales. 

Así pasaron años, siglos, milenios, pues esto ocurrió desde antes de la gran catástrofe diluviana, volviéndonos idólatras del materialismo.

Carlos Enrique Delfino.


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