miércoles, 15 de junio de 2011

En los años 70, los psicólogos Derek Miller y John Looney estudiaron a adolescentes asesinos. Vieron que, bajo situaciones de estrés, estos jóvenes tenían una gran capacidad para deshumanizar a los demás. Es decir, los que tenían mayor riesgo de matar veían a los demás como a objetos amenazantes. Generalmente, esta perspectiva se produjo después de que alguien les hubiese deshumanizado a ellos antes (con abusos, insultos, desdén,...). Estos chavales capaces de matar no se veían a sí mismos como algo valioso, así que tampoco veían como valiosos a los demás. De hecho, por regla general, cuanto más les hubiesen deshumanizado antes, mayor era la probabilidad de que ellos hicieran lo mismo con los demás.

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